Estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer que traía un frasco de alabastro con perfume puro de nardo, muy caro; rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús… (Mc 14, 3-9)

Jésus se trouvait à Béthanie, chez Simon le lépreux. Pendant qu'il était à table, une femme entra, avec un flacon d'albâtre contenant un parfum très pur et de grande valeur. Brisant le flacon, elle le versa sur la tête de Jésus... (Mc 14, 3-9)

14 de septiembre de 2009

Dejarse amar

Durante mucho tiempo me han dicho que había que merecer el Amor de Dios, que había que ganar el cielo, que había que trabajar por la propia salvación, y un montón de cosas así. Lo peor es que, durante muchos años, me lo creí. El foso entre lo que yo era –y soy- y lo que me decían –y yo creía- que debía ser se agrandaba más y más hasta volverse insoportable. Un desastre, vaya.

Cada vez me convenzo más que es El quien toma la iniciativa de amor. Y esto no me lo invento yo, es Palabra de Dios (¡pero que alguien me dé la cita, por favor, que no la encuentro!). Hay otra persona que lo explica muy bien, la carmelita Isabel de la Trinidad (1880-1906) en una carta escrita unos días antes de morir dirigida a su priora. Le cedo la palabra:


[…]Tú eres amada extraordinariamente, amada con el amor de predilección que tuvo el Maestro en la tierra hacia algunos y que los llevó tan lejos. El no te dice como a Pedro: ¿Me amas más que éstos? Escucha lo que te dice: ¡Déjate amar más que éstos!, es decir, sin temer que algún obstáculo sea obstáculo, porque Yo soy libre para derramar mi amor en quien me place. ¡Déjate amar más que éstos!, ésa es tu vocación, y siendo fiel a ella me harás feliz porque engrandecerás el poder de mi amor. Este amor sabrá rehacer lo que hubieres deshecho. ¡Déjate amar más que éstos! […] La fidelidad que te pide el Maestro es de permanecer en comunión con el Amor, de derramarte, de enraizarte en este Amor que quiere marcar tu alma con el sello de su potencia y grandeza. No serás superficial si estás despierta en el amor. Pero en las horas en las que no sientas más que el decaimiento, el cansancio, le agradarás todavía si eres fiel en creer que El obra aún, que te ama de todas formas, y más aún: porque quiere engrandecerse en ti. […]

Se puede decir más alto, pero no más claro. Seas quien seas, seas como seas, Su amor te rodea. Es cuestión de saber dejarse amar. Y como no es plan de hacer artículos enormes en este blog, seguiré en otro momento con este tema. ¡Hasta pronto!

3 comentarios:

Mudejarillo dijo...

1ª Jn, 4,9-10.18-19: " Dios nos ha demostrado el amor que nos tiene enviando al mundo a su Hijo único para que vivamos gracias a él. En esto cossiste el amor: NO EN QUE NOSOTROS HAYAMOS AMADO A DIOS, SINO QUE QUE ÉL NOS AMÓ Y ENVIÓ A SU HIJO...En el amor no cabe el temor, antes bien, el amor desaloja el temor. Pues el temor se refiere al castigo, y quien teme no ha alcanzado un amor perfecto. NOSOTROS AMAMOS PORQUE ÉL NOS AMÓ PRIMERO".

Ya veo que muchos hemos tenido la misma vivencia. A mí me costó una eternidad dejar mis escrúpulos y desconfianzas, pero ahora me siento querido y amado por el dios de la Misericordia.

Gracias por el precioso texto de "nuestra" hermana Isabel de la Trinidad.
Paz y Bien

Manuel, hermano de la Communion Béthanie dijo...

Muchas gracias, Mudejarillo! Ya me parecia a mi que era san Juan, pero no debi buscar bien.
Este texto de Isabel de la Trinidad lo leo a menudo, cuando me asaltan dudas de fe en este amor, o cuando me creo "indigno"...
Bien a ti!

Mudejarillo dijo...

¿Indigno?, Manuel, Dios nos ama y tú lo sabes bien...A Isabel, la voy conociendo poco a poco, pero desde niño me he sentido acompañado por la pequeña Teresa. Lo que me asombra vivamente es el ver cómo ha podido calar en mí cuando lo que me enseñaban de ella era ñoño y cursi, con ese diminutivo francés que en español suena tan cursi. Pero Teresita (como me decían de niño) es mucha Teresa y una mujer de rompe y rasga.Ella me ha enseñado a confiar plenamente en el Padre. Ella me ha enseñado a enamorarme del Cristo humano y sencillo que se canta en el Evangelio de Solentiname.
Gracias, Manuel por este blog. para mí ha sido una auténtica "gracia".
Gracias, otra vez, gracias.