Estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer que traía un frasco de alabastro con perfume puro de nardo, muy caro; rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús… (Mc 14, 3-9)

Jésus se trouvait à Béthanie, chez Simon le lépreux. Pendant qu'il était à table, une femme entra, avec un flacon d'albâtre contenant un parfum très pur et de grande valeur. Brisant le flacon, elle le versa sur la tête de Jésus... (Mc 14, 3-9)

27 de febrero de 2010

2 domingo de Cuaresma


Del evangelio según san Lucas (9, 28b-36)

En aquel tiempo, Jesús cogió consigo a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, aparecieron con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros se caían del sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús:
-Maestro, que bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Pero no sabía lo que decía.
Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía:
- Este es mi Hijo, el Escogido, escuchadle.
Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.


He tardado mucho tiempo en comprender este pasaje evangélico; no es que ahora haya agotado su sentido, pero vaya… cada vez que lo leo o que lo escucho recibo una invitación a aprender a mirar de una manera nueva. ¿Recordáis la película “Canción de cuna”? La priora (Fiorella Faltoyano), citando un humanista español del s. XVI, afirma: “saber mirar es saber amar”. Esto me parece un buen plan...

25 de febrero de 2010

Una pausa...

Este tiempo de Cuaresma no suele coincidir con vacaciones. Además, la liturgia y los autores espirituales nos bombardean con diferentes consignas: haz esto, haz lo otro… Sin embargo puede que uno de los secretos de la Cuaresma sería el de saber parar un poco…

Detente, ¿a dónde corres? El cielo está en ti:
y buscar a Dios afuera
es siempre dejarle plantado.
El Reino de Dios está en nosotros.
Y si tú posees ya en esta tierra un Reino en ti,
¿porqué temer el caer en la pobreza?
No estoy fuera de Dios,
Dios no está fuera de mí:
yo soy su brillo y su luz, y El es mi vestidura.

Angelus Silesius (1624-1677)

20 de febrero de 2010

1 domingo de Cuaresma


Del evangelio según san Lucas (4, 1-11)

Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó de las orillas del Jordán y fue conducido por el Espíritu al desierto, donde fue tentado por el demonio durante cuarenta días. No comió nada durante esos días, y al cabo de ellos tuvo hambre. El demonio le dijo entonces: "Si tú eres Hijo de Dios, manda a esta piedra que se convierta en pan". Pero Jesús le respondió: "Dice la Escritura: El hombre no vive solamente de pan". Luego el demonio lo llevó a un lugar más alto, le mostró en un instante todos los reinos de la tierra y le dijo: "Te daré todo este poder y el esplendor de estos reinos, porque me han sido entregados, y yo los doy a quien quiero. Si tú te postras delante de mí, todo eso te pertenecerá". Pero Jesús le respondió: "Está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto". Después el demonio lo condujo a Jerusalén, lo puso en la parte más alta del Templo y le dijo: "Si tú eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: Él dará órdenes a sus ángeles para que ellos te cuiden. Y también: Ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra. Pero Jesús le respondió: "Está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios". Una vez agotadas todas las formas de tentación, el demonio se alejó de él, hasta el momento oportuno.


¡Estas tentaciones siguen de rabiosa actualidad! Pero no voy a hablar de ellas. Ni siquiera voy a hablar: hoy prefiero quedarme callado, contemplando al Hijo de Dios hambriento y tentado, a Este que ha compartido en todo la condición humana, menos el pecado.

17 de febrero de 2010

Salmo 50 (51)

Hete aquí que la Cuaresma llama a nuestras puertas. Tiempo de oración, de penitencia, de dar. Tiempo de arrepentimiento y perdón. Sin embargo, en este tema, creo que siempre he tenido más tendencia a mirar mis pecados y mis defectos que el Amor y el perdón de Dios. Así que este año lo voy a hacer al revés. A fin de cuentas, Dios nos da su perdón incluso antes de que nos demos cuenta… Luego se trata de saber acogerlo, pero esa es otra historia.

Así pues os propongo leer –y meditar, y orar- el siguiente salmo fijándose más en el “tú” que en el “yo”…

¡Feliz Cuaresma!

Salmo 50 (51)

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
4lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

5Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
6contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
7Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.

8Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
9Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.

10Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
11Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.

12Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
13no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

14Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
15enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.

16Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.
17Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

18Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
19Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias.

20Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
21entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.

14 de febrero de 2010

14 de febrero: San Valentín

Veamos, no me gusta nada esta fecha: el día de los enamorados me hace pensar a Conchita Velasco y a los anuncios del Corte Inglés o de Galerías Preciados. Vaya, que es una cosa completamente comercial y que vende una imagen del amor un poquillo alejada de la realidad. ¡El mismo san Valentín tiene que flipar de ver la que se organiza bajo su nombre!

Pero como todo tiene su aspecto positivo, hoy aprovecharé para orar y dar gracias por esas parejas homosensibles, cuyos compromisos de amor les hacen testigos y testimonio del amor que Dios tiene hacia su Iglesia, y hacia cada uno de nosotros. Oraré con y por ellos y ellas, y esta tarde terminaré mi oración con un “Te Deum”.

Gracias, Señor y Padre, porque nos has dado la capacidad de amar y de ser amados. Gracias porque nuestra forma de amar, incluso si no es bien comprendida, ni aceptada, es un regalo que Tú nos haces cada día y que habla de Ti. Enséñanos a amar mejor a aquel/aquella que Tú has puesto a nuestro lado. Amén.

13 de febrero de 2010

6 domingo del Tiempo Ordinario

Del evangelio según san Lucas (6, 17. 20-26)

En aquel tiempo, bajó Jesús del monte con los Doce y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo:
- Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis.
Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.
Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo.
¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre.
¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis.
¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas.


¿Nos atreveremos a dejar nuestras seguridades para permitir que el encuentro con Jesús nos haga conscientes de nuestras debilidades y nuestros límites

11 de febrero de 2010

Espritualidad homosensible

Mi querido Mudejarillo ha publicado en su blog tres artículos de Carlos Osma, miembro de la Iglesia Evangélica en Barcelona. Os invito encarecidamente a leerlos, porque pueden darnos muchas pistas.

Pero entonces, ¿es que existe una espiritualidad homosensible? Leo en el “Diccionario de la Mística” (Ed. Monte Carmelo) que la espiritualidad cristiana es la dimensión histérica o plenaria de la fe. O, para decirlo de otra manera: toda su dimensión es enunciada por el creyente en términos de “yo-nosotros”, en todo lo cual lo espiritual se describe en conceptos bíblicos, es decir, como la fuerza y el dinamismo de Dios.

Pero bueno, quizás en nuestro lenguaje corriente espiritualidad se refiere a la manera que cada persona tiene de aceptar y vivir la relación personal con Dios, “que nos amó primero”; la historia y las circunstancias de cada persona harán que esta relación ponga más el acento sobre unos aspectos que sobre otros, sin rechazar por ello una parte del conjunto de la Revelación.

Creo que esto es, más o menos, lo que dice Carlos Osma, y estoy plenamente de acuerdo con él. En este sentido, está claro que lo que hago aquí es un modesto intento de esbozo de una espiritualidad homosensible. Pero este adjetivo no quiere decir excluyente: una espiritualidad que nos encierra en categorías estrictas y nos impide salir de nosotros mismos no es el camino señalado por Jesús:

Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres. Si el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres. (Jn 8, 32. 36)

9 de febrero de 2010

Com-pasión

Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado. Acerquémonos por tanto confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para una ayuda oportuna. (Hb 4, 15-16)


La semana pasada, aprovechando mis vacaciones, hice una especie de mini retiro espiritual en casa; al final del primer día me encontré con este texto y lo quería compartir con vosotros. Cristo compadece con nosotros… Esta palabra no quiere decir solamente “apiadarse de” o “tener pena”, sino “sufrir con”, es un estar al lado de alguien en plena y total empatía.

Desde luego no voy a afirmar que Jesús de Nazareth es homosexual; lo que sí afirmo es que El comparte esta condición con nosotros. Que podemos acercarnos a El como El se acerca a nosotros, que podemos pedirle ayuda para nuestra vida de pareja, para sobrepasar el sufrimiento causado por el rechazo homofóbico que tenemos o hemos tenido que soportar: Confiadle todas vuestras preocupaciones, pues El cuida de vosotros (1 Pe 5, 7) Ante El no tenemos nada que esconder, sino dejarnos amar por El con toda sencillez y, con la misma simplicidad, responderle.

6 de febrero de 2010

5 domingo del Tiempo Ordinario

Del evangelio según san Lucas (5, 1-11)
En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
- Remad mar adentro, y echad las redes para pescar.
Simón contestó:
- Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo:
- Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.
Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón:
- No temas; desde ahora serás pescador de hombres.»
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

Ya en una primera lectura (mientras preparo este artículo, de hecho) hay dos ideas que me vienen así, de repente: la primera es la sorpresa al ver que la gente se agolpaba para oír la palabra de Dios. Quizá si todos y cada uno de los miembros de la Iglesia tuviéramos el mismo deseo vehemente de escuchar Su voz, otro gallo nos cantaría (pero mejor no mencionar el gallo delante de Pedro).

La idea siguiente es, precisamente, la reacción de Pedro y la respuesta de Jesús: a la protesta de humildad de Pedro (¡y eso que el gallo no ha cantado todavía!) la respuesta de Jesús es invitarle a marchar detrás de El y compartir su misión. Vaya, que todavía podemos decir eso de “esta Escritura que acabáis de oír se cumple hoy”. La cuestión es de saber aceptar…

4 de febrero de 2010

Ideología y religión

Quizás los textos que puse anteayer fueron un poco largos, o tediosos; pero creo que es necesario que sepamos qué decimos cuando decimos cristiano. Porque cada vez se confunde más religión e ideología. Reconozco que, cuando pensé en este artículo, pensé primero en los que se alinean a la derecha, pero vaya, que a la izquierda no estamos mejor. Sea del lado que sea, en nombre de la religión, se tiran piedras a los de enfrente; los que son condenados de un lado son acogidos del otro que, a su vez, tiran piedras sobre los primeros… Todo basándose en un puñado de preceptos, de orden sexual para unos, de orden social o político para otros; y, a menudo, usando la liturgia como arma de guerra.

¿Dónde queda pues la esencia del cristianismo, este permanecer en Jesús, este amar como El nos amó (cf. Jn 17, 1-10)? Me temo que de forma insidiosa, y a menudo inconsciente, se deja de lado la adhesión a Cristo Jesús para revestir nuestra religión de capas y capas de ideologías que le son ajenas.

Dejemos las izquierdas y las derechas para la política; en tanto que ciudadanos, tomemos en serio nuestros compromisos sociales y políticos; en tanto que miembros de la Iglesia, seamos activos en ella. Pero no mezclemos a Dios con nuestras diferentes opciones, y no dejemos que el precepto del amor sea sepultado bajo un sinfín de cosas secundarias. Ser miembro del Cuerpo de Cristo (cf. 1Cor 12) es más importante que todas las otras etiquetas que nos podamos poner.

NB: Todo lo anterior no quiere decir que vuestro servidor se vea libre de esta tentación…

NB (y 2): Un artículo de un blog, por definición, no es una tesis; me doy cuenta que quedan mil y un temas colaterales que merecen un tratamiento más detallado.

2 de febrero de 2010

¿Quién es cristiano?

Es un acto que en su plenitud se llama fe-amor-esperanza: fe amorosa que todo lo espera, o amor esperanzado que todo lo cree, o esperanza creyente que ama todo lo que Dios quiere. Es el acto que fundamenta nuclearmente el ser cristiano, y esto nos permite contestar a la pregunta “¿quién es cristiano?”. Cristiano es la persona que vive de la fe (Rm 1, 17), es decir, que ha apostado toda su existencia a una posibilidad que nos brindó Jesucristo, el Hijo de Dios, obediente por todos nosotros hasta la cruz: participar en el sí a Dios, un sí obediente que redime al mundo.

En ese cuerpo que es la doctrina cristiana, todos los miembros reaccionan al encuentro con el prójimo. Todos los miembros duermen exánimes y teóricos en las cubiertas de un catecismo, y todos despiertan y se desperezan cuando la teoría se hace práctica en el encuentro. Un cristiano práctico es alguien al que le acontece esta resurrección de la verdad en la realidad de la vida. Cabe afirmar que ese es el verdadero cristiano practicante. Es el que ama a Jesús y guarda sus preceptos. Practicar significa llevar estos preceptos a la práctica, y sabemos que todos los preceptos de Cristo se inspiran en el precepto del amor. Un día seremos juzgados con arreglo a este único precepto, con arreglo a la práctica del amor activo o a su omisión. Este único precepto determina también si tenemos o no conocimiento de Dios: El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor (1Jn 4, 8). No hay una fe teórica, un ser cristiano teórico.


Hans Urs von Balthasar, “¿Quién es cristiano?”
Ed. Sígueme, 2000; págs 62 y 98