Estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer que traía un frasco de alabastro con perfume puro de nardo, muy caro; rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús… (Mc 14, 3-9)

Jésus se trouvait à Béthanie, chez Simon le lépreux. Pendant qu'il était à table, une femme entra, avec un flacon d'albâtre contenant un parfum très pur et de grande valeur. Brisant le flacon, elle le versa sur la tête de Jésus... (Mc 14, 3-9)

31 de octubre de 2010

Todos los santos



De la primera carta del apóstol san Juan (3, 1-3)

Queridos hermanos:
Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no lo conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. Todo el que tiene esperanza en él se purifica a sí mismo, como él es puro.

Al mismo tiempo que los disfraces de monstruos hacen su agosto (halloween obliga), san Juan nos revela nuestra verdadera identidad: hijos de Dios, ¡nada menos! Lástima que estamos ya tan acostumbrados a esta fórmula que apenas nos damos cuenta de cómo puede cambiar la mirada que echamos hacia nosotros mismos y hacia los que nos rodean, de cómo puede cambiar incluso nuestra manera de encarar la vida de cada día. ¡Feliz fiesta de todos los santos!

30 de octubre de 2010

31 domingo del Tiempo Ordinario

Del libro de la Sabiduría (11,23-12, 2)

Señor, el mundo entero es ante ti como un grano de arena en la balanza, como gota de rocío mañanero que cae sobre la tierra. Te complaces de todos, porque todo lo puedes, cierras los ojos a los pecados de los hombres, para que se arrepientan. Amas a todos los seres y no odias nada de lo que has hecho; si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías creado. Y ¿cómo subsistirían las cosas si tú no lo hubieses querido? ¿Cómo conservarían su existencia, si tú no las hubieses llamado? Pero a todos perdonas, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida. En todas las cosas está tu soplo incorruptible. Por eso corriges poco a poco a los que caen, les recuerdas su pecado y lo reprendes, para que se conviertan y crean en ti, Señor.

Cada vez que algo o alguien me habla del amor que Dios tiene por todos y cada uno de nosotros me pongo todo contento, porque ahí me veo yo, amado de Dios, con todas mis fragilidades e incluso mi pecado. Una acción de gracias brota espontánea en mí. Pero la cosa se pone complicada cuando profundizo un poco más y me doy cuenta que en ese “todos y cada uno” también están aquellos que no me inspiran precisamente afecto: esa compañera de trabajo que me pone del hígado, ese nuevo rico que expone su riqueza sin ningún pudor, ese homófobo que destila el odio por todos los medios posibles… La acción de gracias ahí es menos espontánea, lo reconozco. Aceptar el reto que se presenta, como Jesús lo ha hecho, compartiendo la mesa de publicanos y fariseos, siendo siempre fiel al Amor del Padre.

15 de octubre de 2010

Miradas

André-Joseph Léonard, arzobispo de Bruselas, ha afirmado que el SIDA es “una forma de justicia consustancial que ocurre cuando se maltrata el amor”.

Algunos le contaron a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. Les respondió Jesús: “¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé matándolos, ¿pensáis que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo”.
(Lc 13 ,1-3)


Convirtamos pues nuestra mirada: miremos a Dios con nuestros ojos humanos, para que aprendamos a mirar al ser humano con los ojos de Dios. Tal vez así dejaremos de pensar y de decir enormidades.

5 de octubre de 2010

Disculpas

Estos últimos tiempos habréis notado una menor periodicidad en el blog, y limitado a la cita dominical, y lo siento muchísimo. Desde hace unas semanas estoy organizando mi próxima mudanza: nueva ciudad, nuevo trabajo, nuevas perspectivas de vida y servicio… Vamos, que tengo la cabeza más metida en todas estas cosas que en otras., y esto va a durar hasta principios de diciembre. Pero prefiero continuar a este ritmo un poco “guadiana” que dejarlo del todo. Así que seguimos en contacto, aunque sea un poco irregular.



2 de octubre de 2010

27 domingo del Tiempo Ordinario

De la profecia de Habacuc (1, 2-3; 2, 2-4)

¿Hasta cuándo clamaré, Señor, sin que me escuches? ¿Te gritaré: «Violencia», sin que me salves? ¿Por qué me haces ver desgracias, me muestras trabajos, violencias y catástrofes, surgen luchas, se alzan contiendas? El Señor me respondió así:

-Escribe la visión, grábala en tablillas, de modo que se lea de corrido. La visión espera su momento, se acerca su término y no fallará; si tarda, espera, porque ha de llegar sin retrasarse. El injusto tiene el alma hinchada, pero el justo vivirá por su fe.

Pareciera que Habacuc sufre una actitud negativa por parte de su entorno, o que acaba de ver el telediario… La respuesta que recibe de Dios es bastante sorprendente (como la que Job recibirá a su vez): confiar en El. De hecho, la fe no es una adhesión a un conjunto de ritos y dogmas, sino una dinámica de confianza en el Dios que nos ha revelado Jesús de Nazaret. Vivir esta confianza quiere decir hacer lo que nos corresponde hacer, sabiendo que en medio de nuestros actos es El mismo quien actúa con nosotros.