Estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer que traía un frasco de alabastro con perfume puro de nardo, muy caro; rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús… (Mc 14, 3-9)

Jésus se trouvait à Béthanie, chez Simon le lépreux. Pendant qu'il était à table, une femme entra, avec un flacon d'albâtre contenant un parfum très pur et de grande valeur. Brisant le flacon, elle le versa sur la tête de Jésus... (Mc 14, 3-9)

31 de julio de 2010

18 domingo del Tiempo Ordinario

Del evangelio según san Lucas (12, 13-21)
En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús:
-Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.
Él le contestó:
-Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?
Y dijo a la gente:
-Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.
Y les propuso una parábola:
-Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: "¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha”. Y se dijo: “Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años: túmbate, come, bebe y date buena vida”. Pero Dios le dijo: “Necio esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quien será?” Así será el que amasa riqueza para sí y no es rico ante Dios.

“A la tarde te examinarán en el amor”, escribió san Juan de la Cruz. No sólo a la tarde de esta vida, sino al final de cada día, de cada actividad. Al final, lo único que queda, lo único que cuenta, es el amor que hemos puesto.

30 de julio de 2010

Nada te turbe

Para terminar este mes de julio, y empezar el de agosto con buen pie, os comparto hoy este vídeo de Taizé. Hermoso poema, hermosa música y hermosa interpretación. Pero lo más hermoso es esta invitación a dejar a Dios ser Dios en nuestra vida, a aprender la paciencia porque recibiremos todo a su tiempo.



Merci, ma soeur, pour me l'avoir envoyé!

24 de julio de 2010

17 domingo del Tiempo Ordinario

Del evangelio según san Lucas (11, 1-13)

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
- Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.
Él les dijo:
- Cuando oréis decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación."
Y les dijo:
- Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle: "Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle." Y, desde dentro, el otro le responde: "No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos." Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?

Renuncio a comentar este texto; si lo hiciera, rompería con mi costumbre de escribir sólo una o dos frases para soltar toda una parrafada. Creo que es mejor el silencio para acoger esta palabra del Maestro que nos anima a pedir, buscar y llamar confiadamente.

(En España, solemnidad de Santiago el Mayor, el evangelio que se proclama es Mt 20, 20-28)

21 de julio de 2010

María de Magdala


De María Magdalena los evangelios no hablan mucho, apenas unas líneas. Pero nos dicen cuatro cosas importantes: que era una mujer a la que Jesús había liberado de siete demonios (vamos, que no era una persona muy recomendable), que pertenecía al grupo de los seguidores del Maestro, que fue fiel en las horas sombrías de la cruz, y que fue la primera en recibir la noticia de la Resurrección, la primera en ver al Resucitado, la primera en anunciar esta noticia a los apóstoles y los otros discípulos. ¡Casi nada!

Si un día tengo que llorar quiero hacerlo como ella: llorar de gozo por la liberación de todo aquello que me impide amar (lo cual no quiere decir liberarme de mi homosensibilidad), llorar en compañía del Señor y de sus seguidores, llorar de com-pasión por el dolor ajeno, y llorar de alegría; sobre todo llorar de alegría, porque Jesús de Nazaret está vivo, y porque podemos anunciarlo con nuestra voz y nuestra vida.

Así que, después de darle gracias a Dios por María de Magdala, le pido que todos podamos llorar un día no como una magdalena, sino con la Magdalena. ¡Feliz día!

20 de julio de 2010

Bruma

Sin duda es él, allí en la orilla. ¿Pero por qué decir “sin duda”, cuando algo dentro de uno mismo se lo cuestiona? Pero así es el corazón del hombre en general, y el de Teótimo en particular, lento a comprender, lento a dejarse llevar, lento a reconocer la mano que ha parado el viento. ¿El viento ha amainado? Viento cansado, dicen. Viento que ha terminado su carrera como cesa la tempestad en la mente bajo el efecto de no se sabe bien qué mecanismo de la naturaleza. ¿O es que él ha intervenido, ése que está allí en la orilla disimulado por la distancia y por la espuma que vuela todavía detrás del viento? Dime tu nombre. Pero él está demasiado lejos como para que yo oiga la respuesta. ¿Por qué él ha puesto este mar entre él y yo? ¿Por qué he puesto este mar entre él y yo? Y, sin embargo, no puedo arrancar mis ojos de esta dirección. Sí, yo hice mi orgulloso en la tempestad, yo me decía: eres más astuto que el diablo, le has pillado con tu anzuelo, has corrido riesgos y has sido muy valiente. Pero ahora que todo está tranquilo de nuevo, sentado sobre el banco de tu barca, sientes la confusión, y te das cuenta que no tenías derecho ni un instante a hacerte el fanfarrón. ¡Teótimo! No puedes ya arrancar tus ojos de la orilla donde estás seguro, ahora que hay alguien en ella, la mano todavía levantada para imponer respeto a la mar e impedir que tu barca derive a no se sabe dónde.


« Théotime. Chroniques de la vie monastique »
Frère Denis Hubert
Ed. Karthala, Paris, 1998

17 de julio de 2010

16 domingo del Tiempo Ordinario

Del evangelio según san Lucas (10, 38-42)

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo:
-Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.
Pero el Señor le contestó:
-Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: solo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor y no se la quitarán.

Y es que el servicio que podamos ofrecer será más eficaz si accedemos a “perder” tiempo sentados a los pies del Maestro, escuchándole.

Ánimo


Ánimo, mi hermana,
que el Amor será vencedor,
y todo se puede cuando se ama.

Estos tres versos pertenecen a un poema de Teresa de San Agustín, priora de las carmelitas de Compiègne, cuyo aniversario de martirio es hoy. Sí, son las famosas del “Diálogo de carmelitas” de Bernanos.

Estas palabras fueron escritas en un tiempo y en unas circunstancias completamente diferentes a los nuestros; sin embargo me las digo a mí, y os las repito a cada uno de vosotros que buscáis la armonía entre fe y afectividad, que trabajáis para que nuestras Iglesias y nuestras sociedades nos acepten y respeten. ¡Ánimo! Que si todo lo hacemos en unión al Amor, todo es posible.

14 de julio de 2010

Decir Dios

Toda palabra sobre Dios va hacia la mentira o la ideología cuando no nace de la oración, de la intimidad paciente con Aquel que es el Verbo, Palabra de Dios, fuente de nuestros balbucimientos de creyentes en camino. […] Sin embargo tenemos que intentar hablar de Dios, atreverse en una ruta de aproximación a la divina Presencia. Algunos y algunas lo hacen a través de la teología; otros, de la literatura, de la poesía, del teatro; otros incluso a través del arte: pintura, escultura, música, danza… La experiencia espiritual de uno puede entonces convertirse en sendero; diciéndose, la palabra puede entonces arar en nosotros su surco; el lenguaje pacientemente forjado en común se hace entonces vínculo fraterno, fundamento de la comunidad, fermento de Iglesia. El creyente, el buscador de Dios siempre en éxodo, debe intentar decir, hacer suyas las palabras de de sus hermanos y hermanas, palabras de ayer sedimentadas por la Historia y pulimentadas por la oración del tiempo, palabras de hoy a seguir inventando.

B. Révillion, en “Panorama”, n° 467


Creo que estas palabras explican bastante bien el reto que tenemos delante los creyentes homosensibles: sin dejar de lado lo que nuestros antepasados en la fe nos han legado, lo que podamos aprender en la intimidad de nuestra oración, osar un lenguaje para poder declinar de todas las formas posibles esta buena noticia: ¡el Amor del Señor es eterno, y es para todos!

10 de julio de 2010

15 domingo del Tiempo Ordinario

Del evangelio según san Lucas (10, 25-37)

En aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:
-Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?
Él le dijo:
-¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?
Él letrado contestó:
-Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.
Él le dijo:
-Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.
Pero el letrado, queriendo aparecer como justo, preguntó a Jesús:
-¿Y quién es mi prójimo?
Jesús dijo:
-Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: "Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta." ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?
Él contestó:
-El que practicó la misericordia con él.
Díjole Jesús:
-Anda, haz tú lo mismo.

Si es que no se trata de que el otro sea mi prójimo, sino de ser prójimo para él y testimonio del poder del Amor de Dios... ¡Casi nada!

6 de julio de 2010

La Presencia

Me acuerdo que, cuando era pequeñito, me hablaban a menudo de la presencia de Dios; no debía nunca olvidar que El estaba todo el tiempo conmigo, y que veía todo lo que yo hacía, incluso cuando lo hacía a escondidas. Así que atención al pecado, porque Dios estaba al corriente de todo. ¡Horror! El sabía que me gustaban más los niños que las niñas… Esta omnipresencia del Juez Supremo era pesante y pesada, une derivación “piadosa” del Gran Hermano orwelliano, una imposibilidad a estar solo… Y reconozco que yo soy muy celoso de mis momentos de soledad desde siempre.

No ha sido que mucho más tarde que he comprendido que esta presencia del Señor no tiene nada que ver con la figura del Juez, ni con la figura del Abuelito complaciente. Es una Presencia hecha de Belleza, de Amor respetuoso y exigente; una Presencia que me invade y que me conoce mejor que yo mismo, una Presencia que asume en Sí todo lo que soy para conducirme cada vez más a El y a los otros.

Dios habita en lo más íntimo de nuestra intimidad, no para juzgarla, sino para realzarla, desde nuestra realidad humana.

5 de julio de 2010

De regreso

Unas palabras a mi regreso para deciros que muchas gracias por vuestra oración en estas últimas semanas. Como el salmista puedo decir aquello de “el Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres”. En estos días siempre ha habido un gran espacio en mi oración por los lectores del “Frasco de Alabastro”.
¡Hasta mañana!