Estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer que traía un frasco de alabastro con perfume puro de nardo, muy caro; rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús… (Mc 14, 3-9)

Jésus se trouvait à Béthanie, chez Simon le lépreux. Pendant qu'il était à table, une femme entra, avec un flacon d'albâtre contenant un parfum très pur et de grande valeur. Brisant le flacon, elle le versa sur la tête de Jésus... (Mc 14, 3-9)

12 de septiembre de 2009

24 domingo del Tiempo Ordinario

Del evangelio según san Marcos (8, 27-35)

Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?". Ellos le respondieron: "Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas". "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?". Pedro respondió: "Tú eres el Mesías". Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él. Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad. Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo. Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: "¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres". Entonces Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará.”


Hay momentos en nuestro cotidiano en los que intuimos la grandeza de Dios, de los que nos rodean, de nosotros mismos… y luego ocultamos esta luz con nuestros esquemas mentales. Sin embargo, a pesar de la bronca que podamos recibir de Jesús, El no deja de acompañarnos. Este texto me sugiere un montón de otras cosas, pero os dejo la palabra a vosotr@s...

1 comentario:

Mudejarillo dijo...

Reconocer a Jesús como Mesías es dejarse afectar por Él. Dejar que Jesús impregne todas nuestras "actividades" y todas nuestras "pasividades", como decía Teilhard de Chardín...

Reconocer a Jesús como Mesías es intentar seguir su camino, tomar la cruz y mimetizar el espíritu del Siervo de Dios...

Reconocer a Jesús como Mesías es dejarle un espacio en nuestro interior que, cada vez más, vaya invadiendo todo nuestro ser...

Reconocer a Jesús como Mesías es...todo...