Ayer hablé del exilio, y desde entonces tengo este salmo en la cabeza… Es un cántico de acción de gracias cuando el pueblo de Israel volvió de su largo destierro en Babilonia. Confieso que me reconozco en estos versos, y espero que serán un día realidad para todos los que se sienten exiliados a causa de su fe o de su homosensibilidad.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
“El Señor ha estado grande con ellos.”
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambien nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.
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