Estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer que traía un frasco de alabastro con perfume puro de nardo, muy caro; rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús… (Mc 14, 3-9)

Jésus se trouvait à Béthanie, chez Simon le lépreux. Pendant qu'il était à table, une femme entra, avec un flacon d'albâtre contenant un parfum très pur et de grande valeur. Brisant le flacon, elle le versa sur la tête de Jésus... (Mc 14, 3-9)

3 de octubre de 2009

27 domingo del Tiempo Ordinario

Del evangelio según san Marcos (10, 2-16)
Se acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?". El les respondió: "¿Qué es lo que Moisés os ha ordenado?". Ellos dijeron: "Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella". Entonces Jesús les respondió: "Si Moisés os dio esta prescripción fue debido a vuestra dureza de corazón. Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer. Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido". Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto. Él les dijo: "El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio". Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron. Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: "Dejad que los niños se acerquen a mí y no se lo impidáis, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Os aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él". Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.


Curiosamente el texto sobre el matrimonio utilizado como argumento contra el amor homosensible es seguido de esta otra palabra de Jesús: recibir el Reino como un niño; se trata pues de estar abiertos a la novedad, estar dispuestos dejar que nuestros esquemas se desmonten para permitir la entrada del Espíritu en nuestra vida cotidiana…

2 comentarios:

Mudejarillo dijo...

Traigo aquí un comentario de José maría castillo que me parece muy oportuno acerca de esta discusión sobre el divorcio:

1. El tema del divorcio se planteaba en el judaísmo, en tiempos de Jesús, de forma muy distinta a como se plantea en nuestro tiempo. El derecho a divorciarse esta exclusivamente de parte del hombre. Los casos en los que la mujer podía demandar el divorcio eran muy escasos y de difícil aplicación. Y para complicar más las cosas, el rabino Hillel interpretaba la ley de Moisés (Dt 24, 1) de forma que cualquier cosa que desagradara al marido, le daba derecho a éste a repudiar a la mujer.

2. Por tanto, la pregunta de los fariseos no era la pregunta por el divorcio, tal como ahora se plantea ese asunto, sino la pregunta por la desigualdad de derechos entre el hombre y la mujer. Es decir, los fariseos preguntaban si los privilegios del hombre eran prácticamente ilimitados. Ahora bien, eso es lo que Jesús no tolera. La desigualdades de derechos están directamente en contra del Evangelio.

3. Y eso es lo que Jesús argumenta recurriendo al proyecto original de Dios: que el hombre y la mujer “no son dos, sino una sola carne”, es decir se funden en una unidad que es tanto como decir una perfecta igualdad en dignidad y derechos, por más que sean tan patentes las diferencias. La diferencia es un hecho. La igualdad es un derecho. Deducir de este evangelio lo que Jesús no pudo pretender decir, ya que ni se lo preguntaron, es manipular (por ignorancia) lo que dijo Jesús.

Manuel, hermano de la Communion Béthanie dijo...

Gracias por este comentario de Castillo, Mudejarillo! Creo que ademas de esta igualdad de derechos, Jesus también nos habla de la seriedad y responsabilidad de las relaciones de pareja, ya sean homos o heteros...