Mi Dios, que dormís débil entre mis brazos,
mi cálido Niño sobre mi corazón que late,
adoro entre mis manos, y acuno sorprendida
la maravilla que Vos, Dios mío, me habéis dado.
Yo no tenía, Señor, ningún hijo.
Siendo virgen, y en este humilde estado,
¿qué alegría, en flor, de mí iría a nacer?
Pero Vos, Todopoderoso, me la habéis dado.
¿Qué os daré yo, sobre quien ha venido vuestra gracia?
¡Oh, Dios! Sonrío bajito,
porque yo tenía también, pequeña y limitada,
yo tenía una gracia, y os la he dado.
Boca, oh Dios mío, Vos no teníais,
para hablar a las gentes de aquí abajo.
Tu boca de leche, hacia mi seno tornada,
Hijo mío, soy yo quien te la ha dado.
Manos, oh Dios mío, Vos no teníais,
para sanar sus pobres cuerpos cansados.
Tu mano, botón de rosa, flor aún cerrada,
Hijo mío, soy yo quien te la ha dado
Carne, oh Dios mío, Vos no teníais,
para romper con ellos el pan de la cena.
Tu carne, formada en mi primavera,
Hijo mío, ¡soy yo quien te la ha dado!
Marie-Noël (1883-1968)
La traducción ha sido perpetrada por mí.
La traducción ha sido perpetrada por mí.
¡Feliz 2010!
1 comentario:
Feliz Año, hermano.
Espero que el 2010, que comienza de la Theotokos (Θεοτόκος, sea un año de Justicia, Paz e Inclusividad.
Un fuerte abrazo
Publicar un comentario