Estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer que traía un frasco de alabastro con perfume puro de nardo, muy caro; rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús… (Mc 14, 3-9)

Jésus se trouvait à Béthanie, chez Simon le lépreux. Pendant qu'il était à table, une femme entra, avec un flacon d'albâtre contenant un parfum très pur et de grande valeur. Brisant le flacon, elle le versa sur la tête de Jésus... (Mc 14, 3-9)

25 de enero de 2010

Unidad

A Dios rogando y con el mazo dando: nos hemos pasado una semana orando por la unidad de los cristianos; ahora nos quedan 51 para dar con el mazo. Estoy firmemente convencido de que sólo siendo bien conscientes de lo que nos separa podemos vivir una auténtica relación de mutuo respeto y de continuar a buscar juntos esta ansiada unidad.

También pienso en la unidad dentro de la Iglesia Católica, sabiendo que “unidad” no es sinónimo de “uniformidad”. ¿Cuándo tomaremos en serio aquella frase de san Agustín: en lo esencial unidad, en lo opinable libertad y, en todo, caridad?

También se trata de unirnos de verdad a la oración de Jesús: Padre, que todos sean uno, como Tú y Yo somos uno…

3 comentarios:

el hermano dijo...

Hola Manuel:

Ojeando tu comentario, me acordé de estas palbras del decreto sobre ecumenismo del Concilio, que vienen muy bien no sólo para el ecumenismo "ad intra", sino también "ad extra":
"Guardando la unidad en lo necesario, todos en la Iglesia, cada uno según el cometido que le ha sido dado, observen la debida libertad, tanto en las diversas formas de vida espiritual y de disciplina como en la diversidad de ritos litúrgicos, e incluso en la elaboración teológica de la verdad revelada; pero en todo practiquen la caridad. Pues con este proceder manifestarán cada día más plenamente la auténtica catolicidad y la apostolicidad de la Iglesia.

Por otra parte, es necesario que los católicos, con gozo, reconozcan y aprecien en su valor los tesoros verdaderamente cristianos que, procedentes del patrimonio común, se encuentran en nuestros hermanos separados. Es justo y saludable reconocer las riquezas de Cristo y las virtudes en la vida de quienes dan testimonio de Cristo y, a veces, hasta el derramamiento de su sangre, porque Dios es siempre admirable y digno de admiración en sus obras."

Manuel, hermano de la Communion Béthanie dijo...

Pues muchas gracias por este texto del concilio! Lo cierto es que tenia que haber aprovechado para leerlo un poco. Creo que ahi tenemos bastante materia para meditar, orar y... vivir!

Georges dijo...

No sabía que tienes un otro blog, es decir, éste.

Cuando cambiaré la platforma de mi blog, te pondré un enlace por tu blog en castellano.