
De María Magdalena los evangelios no hablan mucho, apenas unas líneas. Pero nos dicen cuatro cosas importantes: que era una mujer a la que Jesús había liberado de siete demonios (vamos, que no era una persona muy recomendable), que pertenecía al grupo de los seguidores del Maestro, que fue fiel en las horas sombrías de la cruz, y que fue la primera en recibir la noticia de la Resurrección, la primera en ver al Resucitado, la primera en anunciar esta noticia a los apóstoles y los otros discípulos. ¡Casi nada!
Si un día tengo que llorar quiero hacerlo como ella: llorar de gozo por la liberación de todo aquello que me impide amar (lo cual no quiere decir liberarme de mi homosensibilidad), llorar en compañía del Señor y de sus seguidores, llorar de com-pasión por el dolor ajeno, y llorar de alegría; sobre todo llorar de alegría, porque Jesús de Nazaret está vivo, y porque podemos anunciarlo con nuestra voz y nuestra vida.
Así que, después de darle gracias a Dios por María de Magdala, le pido que todos podamos llorar un día no como una magdalena, sino con la Magdalena. ¡Feliz día!
3 comentarios:
Sencillamente precioso,
Un abrazo
Pues muchas gracias! Un abrazo enorme para ti!
Maria Magdalena: Tiemblo ante tí.Contemplo en silencio tu caninar al lado del Señor.
Sigue protegiendo a mi Orden y danos fuerzas para estar cerca de los despreciados y marginados de la spciedad. fray Bernardo.
Publicar un comentario