
Hoy es la fiesta de santa Teresa de Jesús (1515-1582); me parece que no hace falta presentar a esta gran mujer, ¿no? Aquí traigo este poema suyo. A mi parecer es el mejor desde el punto de vista literario. Y también por otro detalle: incluso siendo uno de sus poemas más místicos, ella lo envió a un laico -su hermano Lorenzo-, un hombre viudo y sin vocación de cura o fraile. Y es que a fin de cuentas todos estamos llamados a vivir en la intimidad con Dios, cada cual desde su cotidianeidad y su modo particular.
¡Oh hermosura que excedéis
a todas las hermosuras!
Sin herir dolor hacéis,
y sin dolor deshacéis,
el amor de las criaturas.
Oh ñudo que así juntáis
dos cosas tan desiguales,
no sé por qué os desatáis,
pues atado fuerza dais
a tener por bien los males.
Juntáis quien no tiene ser
con el Ser que no se acaba;
sin acabar acabáis,
sin tener que amar amáis,
engrandecéis nuestra nada.
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