Estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer que traía un frasco de alabastro con perfume puro de nardo, muy caro; rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús… (Mc 14, 3-9)

Jésus se trouvait à Béthanie, chez Simon le lépreux. Pendant qu'il était à table, une femme entra, avec un flacon d'albâtre contenant un parfum très pur et de grande valeur. Brisant le flacon, elle le versa sur la tête de Jésus... (Mc 14, 3-9)

20 de octubre de 2009

Simplemente humano

En el silencio he descubierto al fin que Tú quieres el amor de mi corazón, ¡oh Dios mío!, el amor de mi corazón tal como es; el amor de un corazón de hombre…
En el silencio comprendí que no necesito ser un ángel para agradarte; que no necesito estar libre de imperfecciones para que escuches mi voz…
Padre, me has enseñado que si yo no fuera un simple ser humano capaz de todas las faltas, capaz también, respecto a Ti, de una afección humana y sujeta al error, entonces yo no sería capaz de ser Tu hijo…
Tu Hijo se ha hecho hombre para que mi corazón pueda amarte de un amor humano, tomado y animado por Tu Santo Espíritu.
Entonces si yo no Te amo con un amor de hombre, y con la simplicidad de un hombre, y con la humildad de coincidir conmigo mismo, no gustaré nunca toda la dulzura de tu ternura paternal y Tu Hijo habrá muerto en vano…


Este texto de Thomas Merton ha sido publicado por Agapenat en su blog.

No hay comentarios: