Estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer que traía un frasco de alabastro con perfume puro de nardo, muy caro; rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús… (Mc 14, 3-9)

Jésus se trouvait à Béthanie, chez Simon le lépreux. Pendant qu'il était à table, une femme entra, avec un flacon d'albâtre contenant un parfum très pur et de grande valeur. Brisant le flacon, elle le versa sur la tête de Jésus... (Mc 14, 3-9)

11 de febrero de 2010

Espritualidad homosensible

Mi querido Mudejarillo ha publicado en su blog tres artículos de Carlos Osma, miembro de la Iglesia Evangélica en Barcelona. Os invito encarecidamente a leerlos, porque pueden darnos muchas pistas.

Pero entonces, ¿es que existe una espiritualidad homosensible? Leo en el “Diccionario de la Mística” (Ed. Monte Carmelo) que la espiritualidad cristiana es la dimensión histérica o plenaria de la fe. O, para decirlo de otra manera: toda su dimensión es enunciada por el creyente en términos de “yo-nosotros”, en todo lo cual lo espiritual se describe en conceptos bíblicos, es decir, como la fuerza y el dinamismo de Dios.

Pero bueno, quizás en nuestro lenguaje corriente espiritualidad se refiere a la manera que cada persona tiene de aceptar y vivir la relación personal con Dios, “que nos amó primero”; la historia y las circunstancias de cada persona harán que esta relación ponga más el acento sobre unos aspectos que sobre otros, sin rechazar por ello una parte del conjunto de la Revelación.

Creo que esto es, más o menos, lo que dice Carlos Osma, y estoy plenamente de acuerdo con él. En este sentido, está claro que lo que hago aquí es un modesto intento de esbozo de una espiritualidad homosensible. Pero este adjetivo no quiere decir excluyente: una espiritualidad que nos encierra en categorías estrictas y nos impide salir de nosotros mismos no es el camino señalado por Jesús:

Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres. Si el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres. (Jn 8, 32. 36)

3 comentarios:

Víctor M. Fdez. dijo...

Querido Manuel. Yo también estoy de acuerdo. Amar significa salir de uno-mismo y "amar según el modelo de Cristo" significa entregarse al otro, por el otro; El se entregó hasta la muerte en un acto de Amor infinito, puesto que El es Dios y su Amor es infinito.
No obstante, en el ámbito LGTB (digamos LGTB cristiano) no es tan fácil. Un gay, una lesbiana -quién más quien menos- ha sufrido rechazo, tal vez insultos, frecuentemente desprecio y, desde la Jerarquía, una machacona insistencia en que la mera inclinación homosexual ya es, de por sí, desviada.
Este gay, esta lesbiana, como poco, puede tener en su persona una escasez afectiva y, generalmente, cierta confusión afectivo-sexual. ¿Cómo pedirle, de partida, que ame como Cristo nos amó, si quizá aún no ha sentido el amor de los demás?
En mi experiencia, la solución está en la "comunidad". Son las comunidades cristianas (por el momento, las LGTB, más adelante, cualquiera, ojalá) las que deben acoger, escuchar, sanar, animar... haciéndose testigos reales de Cristo. También a amar hay que aprender...
Ah, disculpas que me he alargado... son reflexiones que me han venido al hilo de tu post.

Mudejarillo dijo...

Gracias Manuel por el recuerdo y por el precioso texto que añades.
Estoy de acuerdo con Víctor en lo que respecta a las comunidades, algo que añoramos los que carecemos de ellas en lo más próximo, por eso, creo que es fundamental, también, la oración, el "tratar de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama” (V 8, 5). Es fundamental para permanecer fiel al Espíritu y sentirse comunidad en la Trinidad, comunidad de amor.
La experiencia del trato diario con ese Jesús, amigo, que nos ama y acepta sin condiciones. "Beber de la Fuente que bien sabemos mana y corre... aunque es de noche".
Un abrazo a ambos y ojalá que el II Encuentro que se está realizando ahora mismo en Toledo nos ayude a todos y todas.

Manuel, hermano de la Communion Béthanie dijo...

Gracias a los dos por vuestros comentarios! Ciertamente hacen falta los dos elementos: la intimidad con Aquel que es Amor, y la comunidad de los seguidores de Cristo Jesus. Nada mejor que esto para aprender a amar!
Besos a los dos.