Estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer que traía un frasco de alabastro con perfume puro de nardo, muy caro; rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús… (Mc 14, 3-9)

Jésus se trouvait à Béthanie, chez Simon le lépreux. Pendant qu'il était à table, une femme entra, avec un flacon d'albâtre contenant un parfum très pur et de grande valeur. Brisant le flacon, elle le versa sur la tête de Jésus... (Mc 14, 3-9)

2 de octubre de 2010

27 domingo del Tiempo Ordinario

De la profecia de Habacuc (1, 2-3; 2, 2-4)

¿Hasta cuándo clamaré, Señor, sin que me escuches? ¿Te gritaré: «Violencia», sin que me salves? ¿Por qué me haces ver desgracias, me muestras trabajos, violencias y catástrofes, surgen luchas, se alzan contiendas? El Señor me respondió así:

-Escribe la visión, grábala en tablillas, de modo que se lea de corrido. La visión espera su momento, se acerca su término y no fallará; si tarda, espera, porque ha de llegar sin retrasarse. El injusto tiene el alma hinchada, pero el justo vivirá por su fe.

Pareciera que Habacuc sufre una actitud negativa por parte de su entorno, o que acaba de ver el telediario… La respuesta que recibe de Dios es bastante sorprendente (como la que Job recibirá a su vez): confiar en El. De hecho, la fe no es una adhesión a un conjunto de ritos y dogmas, sino una dinámica de confianza en el Dios que nos ha revelado Jesús de Nazaret. Vivir esta confianza quiere decir hacer lo que nos corresponde hacer, sabiendo que en medio de nuestros actos es El mismo quien actúa con nosotros.

1 comentario:

Mudejarillo dijo...

Dinámica de confianza desde la noche oscura...Esta es la fe desnuda en Aquél que sabemos está a nuestro lado.
Un abrazo