
...ahora es Dios quien se hace hombre.
No despreciemos en nombre de Dios nada propio al hombre: eso sería despreciar al mismo Dios. Permanezcamos más bien en la acción de gracias a este Dios que está loco de amor por cada uno de nosotros. No en abstracto, por favor, sino en nuestras vidas concretas es donde nos busca y nos ama el Señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario