Estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer que traía un frasco de alabastro con perfume puro de nardo, muy caro; rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús… (Mc 14, 3-9)

Jésus se trouvait à Béthanie, chez Simon le lépreux. Pendant qu'il était à table, une femme entra, avec un flacon d'albâtre contenant un parfum très pur et de grande valeur. Brisant le flacon, elle le versa sur la tête de Jésus... (Mc 14, 3-9)

29 de mayo de 2010

Solemnidad de la Trinidad


Hay que reconocerlo: esta fiesta de la Trinidad que celebraremos mañana nos pilla un poco lejos, y el dogma al que hace referencia nos parece un híbrido entre un crucigrama y una novela de ciencia-ficción. Y, sin embargo, ¡es el misterio central del cristianismo!

No pretendo dármelas de teólogo, pero no podemos dejar de lado la manera de ser de nuestro Dios, nuestro único Dios, en tres Personas. Al origen, el Padre, que engendra al Hijo: el Padre se da todo al Hijo, y viceversa, y este mutuo Amor es el Espíritu Santo. Y Dios es Amor (1Jn 4, 8). ¡Claro que es incomprensible! Ante esta realidad sólo podemos callar y adorar…

Todo esto ha sido revelado por el Hijo, hecho hombre en Jesús de Nazaret. Es El quien nos ha enseñado que Dios es Padre, y esto es mucho más que una mera metáfora o un simple atributo: pensemos en la oración que El enseña a los discípulos, en la mal llamada parábola del hijo pródigo, o en todo el discurso de la última cena contado en el evangelio de Juan. Movidos por el Espíritu, a través del Señor Jesús, vamos hacia el Padre, que sólo espera de nosotros que seamos capaces de aceptar el reto de ser amados por El… porque nadie puede ponerle barreras a este Amor.

1 comentario:

Mudejarillo dijo...

Hola Manuel:
Lo que sobre todo me importa es el sentido de Comunidad que la Trinidad da a nuestra forma de entender a Dios.
Comunidad armónica en el sentido que le daba Ignacio de Loyola cuando en su experiencia junto al río Cardoner, en Manresa, dice que entendió lo que era el Dios Trinidad pensando en un acorde musical: tres notas diferentes que sin su unión no consiguen dar ese acorde musical único e irrepetible...
No sé, metáforas y símbolos, pero quienes como Elisabeth de la Trinité vivieron la Inhabitación de la Trinidad de forma diaria, permanente, nos hacen desear ese conocimiento.
Un abrazo muy fuerte